lunes, 4 de diciembre de 2017

NUESTROS JUECE DE GARANTÍAS: MAESTROS EN EL ARTE HISTRIÓNICO Y LA SÍNTESIS


Una nueva versión de jueces han aparecido en el escenario judicial que se le conoce como jueces de garantías o jueces de control.
Aparecen con la aplicación del Nuevo Código Procesal Penal, a partir del año 2004.

En la capital sus apariciones son más recientes. Son los jueces que están superpoblando las cárceles con las llamadas prisiones preventivas y autorizan prórrogas de investigaciones preparatorias hasta cinco o seis años.
Esta nueva versión de jueces sustituyen a los jueces instructores; función que ha pasado a los fiscales que hoy se han repotenciado como  fiscales-investigadores y acusadores; tres en uno.
Es evidente y muchos abogados han sido testigo de ello porque ni los mismos jueces de garantías lo ocultan, que de tanto aplicar la supervivencia para evitar ser cesados en la magistratura, estos jueces se han convertido en verdaderos maestros en los difíciles ares de la escena teatral y el histrionismo; agregándoles, que han aprendido a tener esa gran capacidad de síntesis siguiendo los sabios consejos de Hamlet : la brevedad es alma del ingenio , la pesadez su cuerpo y accesorios . .
Cuando acudes a ese lugar que se le conoce como sala penal de apelaciones , en donde se desarrollan las largas y tediosas audiencias , estos jueces son maestros en el disimulo en el  arte del engaño y las  apariencias, porque parecen que te escuchan , muy  atentos , hasta te miran como  si te escucharan ; de vez en cuando  entornan sus ojillos y miran al  techo; aparentan tomar nota o leer algún folio de los pesados y ladrilleros expedientes , cuando en realidad ya tienen trazado tu destino y  hasta tienen el borrador d la resolución en la computadora personal para decirte, después de escucharte o escuchar a los abogados que se pulen en frondosos alegatos , que entusiasmados les refieren  de las resoluciones de otros países, de la CIDH, de la jurisprudencia , de la doctrina, etc.
Estos jueces parecen o disimulan escucharlos atentamente cuando saben que nada de lo que dicen los abogados sirve , porque ellos ya saben cómo contentar a la fiera mediática que les respira en el cuello y pone en riesgo la supervivencia de su cargo .
Después de agotadoras jornadas de dimes y diretes, de alegatos y contradicciones, haciendo gala de un poder de síntesis, de resumir en minutos esos grandes ladrillos o expedientes que podrían llenar una conteiner, declaran , sin rubor, sin titubeos “ no ha lugar”, es infundado, es improcedente, te rechazan in límine y toda esa gama de ninguneos o negativas que los menesteres legales les permiten .
Al final, si centras la atención en los rostros de los jueces y de los fiscales, después del ninguneo, verás que cruzan  miradas de complicidad y mueven la cabeza en señal de asentamientos disfrazados. La concertación previa ha logrado su objetivo y despiden a los abogados que quedan con la boca abierta y perplejos porque no toman consciencia de que la ley y la señora justicia también se puede prostituir para complacer los intereses y despejar los miedos de jueces y fiscales cuando la fiera mediática los tiene cogidos de la yugular.
 Hay casos en que la sentencia ya está escrita antes del crimen[1] porque para algunos magistrados no existen inocentes, porque cuando no se es culpable de un crimen , se es culpable de algo, siempre es así .
Otros, cogidos por el “Síndrome de Pilatos”- aquel gobernador de Galilea que intrigado , después de interrogar a Jesús, le dijo a una jauría humana sedienta de sangre, que no encontraba ningún delito en este hombre – se refería a Jesús- prefieren agradar y satisfacer a la fiera mediática que pide prisión preventiva para el procesado , cuando el caso es tildado como “mediático” y parte de la prensa carroñera hinca sus fauces en el infeliz ciudadano que ha caído en desgracia en un caso mediático..
Otros son como el juez de aquella parábola ( Lucas 18: 2) que menciona el nuevo testamento que no temía a Dios ni respetaba a los hombres que ante la insistencia y molestia diaria de una viuda que le pedía que le haga justicia, para evitar que lo moleste, le hizo justicia. No por la justicia mismo, sino para evitar la molesta viuda que todos los días lo buscaba e interrumpía y le quitaba su valioso tiempo.
Nuestros jueces de la nueva hornada son aquellos jueces que nos habla la Biblia, no se  hacen galleta y se lavan las manos como Pilatos  cuando la fiera mediática los acosa y los intimida o creen hacer justicia cuando la fiera mediática los hostiga todos los días pidiendo que el desventurado que cae en su manos , sea enviado a  prisión preventiva ..
Mientras tanto, el imputado, estando en prisión preventiva, viviendo como sentenciado, tiene que demostrar su inocencia puesto que las pruebas ya aparecerán, cuando sean necesarias, es solo cuestión de inventar una o dos que sean irrefutables.
Al final , pocos son los jueces justos que aplican a la ley del hombre o divina , la mayoría de estos nuevos jueces no buscan aclarar la verdad  o buscan aplicar la ley con justicia sino calmar a la fiera mediática cuando el caso se ha convertido en mediático  o emblemático , más cuando algunos imputados o investigados han pasado a ser considerados como la “serpiente del mal”  que concentra todos los odios de una sociedad en un momento de nuestra historia.
Cuando los jueces con síndrome de Pilatos  o no temen a Dios ni respetan los derechos humanos o la dignidad del ciudadano,  observan a los procesados como cosas, objetos, números,  culpables de algo; para ellos ninguno es inocente , todos son culpables de algo porque ya la fiera mediática los investigó, los juzgó y los sentenció .





[1] Ensayo de la lucidez, José Saramago. 

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